POEMA.

Aunque estemos a mil calles de distancia, cien ciudades;

o veinte mundos, te siento.

Siento tu mano sabia y locuaz en mí,

es la transmigración corporal de las almas.

Atados de piel y fluidos, aunque lejos los dos.

Nos une el tiempo, el que fue y el que es… y el que será,

como única esperanza nos une de nuevo.

Atisbo una pizca de confianza, en nosotros, nosotros dos,

seres tangibles en este mundo e intangibles en el amor.

Nos gusta, lo sé, te encanta esto… ¿y yo? pues me he acostumbrado.

No nos hace falta ni el viento… flotamos esparciéndonos,

juntos en el icono de la vida, indicio de altruistas intenciones

y símbolo de entrega total, sin prejuicios y sin perjuicios.

Supongo que arribaremos algún dia a la playa, pero

ya siempre quedara este tiempo, estos días, meses, años,

de intenso, feliz, y sensorial reencuentro.

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