APAGÓN 2

Venimos de unos días, no para todo el mundo, claro, de especial luz, de diáfana claridad, con la muerte del Papa Francisco I, que recordemos ha copado los medios informativos de manera extrema. Aun después de su entierro el sábado pasado, el domingo jóvenes de todas las procedencias se juntaron en Roma, San Pedro, a celebrar el joven jubileo que tocaba este año. Y sin esperarlo, nosotros el lunes sufrimos este aparatoso y traicionero apagón, que sumió a España, en una extrema oscuridad, aunque fue mayormente de dia, a finales de este abril, en que, en mi ciudad, se celebro la conmemoración, el 318 aniversario de la Batalla de Almansa, entre los antiguos partidarios de Austrias y Borbones, con un espléndido tiempo.

Parece que todo se mezcla, se revolica, involuntariamente. Los sucesos del mundo, los acontecimientos en Roma o España, y la vida de mi ciudad. Es posible, a veces cuesta distinguir bien. Este apagón, he leído esta mañana, en un periódico, no recuerdo bien de quien era, de su autor, nos ha hecho tomar constancia todavía mas si cabe en estos últimos cinco años de lo frágiles que somos las personas,

Quizá deberíamos, no sé, parar un poco, pero se ve no podemos y seguimos mas y mas adelante, en un ir sin rumbo, porque pregunto ¿alguien sabe adónde pretendemos ir? Y pasan cosas importantes, y se pasan y pasan de largo, y hemos sufrido con ellas, pero se nos olvidan enseguida y normalizamos. Hablaba, Álvaro Pombo en su discurso en el Premio Cervantes, de la fragilidad del hombre y mujer, ponía el ejemplo de “El licenciado Vidriera”, de Cervantes (del que hablo mucho por cierto en dicho discurso), este personaje creyéndose de cristal decía ¡no me toquen puedo romperme! O ¡no se acerquen demasiado cerca o me romperé!, a continuación, el rey Felipe VI, en su discurso en dicho evento, hablo de bondad y verdad.

Quizá debamos aunar en un mensaje las tres palabras y haber que queda, la fragilidad del hombre, ¿la bondad en esta sociedad? O bien, la verdad del mundo. Y pensar hacia donde vamos, lo importante siempre es no caer, no llevarse el porrazo del siglo, en no tropezar y acabar en el suelo o mas abajo. Quizás las personas deberían pensar un poco más en no caer…

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